Ha llegado la hora de actuar

Demasiado que contar y no saber por dónde empezar... Aunque más que contar, sería demasiado por lo que pensar, meditar, llenar la cabeza de mierda y gritos...

Empezando porque nunca hice la debida introducción que este blog se merece. Tampoco es que vaya a contar toda mi vida aquí, más que nada, por que es imposible y también, porque no quiero. Hay demasiado que ocultar o que guardar sólo para mí.
Este lugar alojado en los suburbios de Internet, no es más que mi forma particular de desahogo y evasión, de soltar toda la presión asfixiante que me ahoga el alma, o simplemente, mi particular visión del mundo, de mi mundo.

No sé a quién le interesa ni a quién le podría interesar... ya que navegando por la inmensa blogosfera (a la que, por cierto, me he vuelto adicta) descubro blogs que siguen ciertas pautas, recurren a un tema en concreto, lo desarrollan, lo analizan o que únicamente siguen un cierto orden lógico y coherente. Sin embargo, yo un día vomito mis ralladas mentales, otro divago sobre cualquier tema que ronde mi cabeza y otros... otros días simplemente cuento anécdotas... ¿Para quién? Ni yo lo sé. Para mí misma o manteniendo la esperanza de que alguien desconocido que se haya encontrado con este blog por casualidad, consiga comprenderme aunque sea mínimamente, o se entretenga con las tonterías que pueda escribir aquí.

Llevo prácticamente un año sabático, sin concentrarme en absolutamente nada... divagando sobre mi presente (porque sobre mi futuro lo veo demasiado complicado), pensando, llenándome la cabeza de porquerías, vomitando la angustia, liberándome del pasado e intentando conocerme a mí misma. Y, creo que eso último, lo estoy logrando poco a poco, cosa que me alegra. Porque antes no sabía ni quién era, ni a dónde iba... sólo de dónde venía, y ese lugar no es que fuera santo de mi devoción.

Necesito un cambio radical ¡ya! y en vez de actuar, únicamente espero y espero.
Me parece que ya ha llegado el día de actuar.