Choose a way


Alcohol, sexo, drogas, orgías, pastis, rayas, camas, tríos, farlopa, petas, caballo, afters, música atornillante, sudor, más sexo, más drogas, magreo, pelos alocados sudorosos bailando al son de la mierda...

¿Te gusta?
¡Te encanta!

Cuando por fín has conseguido salir de esa mierda, empiezas a echarla de menos.
Añoras los polvos rápidos en los baños de un garito; los besos con lengua a tres o a cuatro, o a cinco, con amigos o extraños (¿qué más da?); el sexo alocado de una sola noche, meterte de todo y acabar hasta las trancas, bailar como si fuera la última noche de tu vida, exhalar el delicioso olor que desprende la maría...

¡Eso era vida!

Ir a tu puta bola, comer cuando tenías hambre, dormir cuando tenías sueño, fuera la hora que fuera. Y no el bodrio aburrido en el que te encuentras metido ahora mismo: madrugar, estudiar entre semana, ir a clase (aunque sólo sea a veces), salir con los colegas de tranquis, tomarte unas cañas; nada de drogas, sólo copas en una disco pija, en la que si no llevas camisa o zapatos de la marca tal, no entras; pasarte el resto del día durmiendo, leyendo, viendo la tele o escuchando música.
Nada de sexo por sexo.
Nada de porros.
Nada... de nada.

Pero luego rememoras los capítulos resacosos, las vomitonas a las cinco de la mañana, las múltiples pastillas del día después, los chinos amarillos, el sonido de una ambulancia, el contacto de tu cuerpo contra el asfalto, las carcajadas amargas, la sangre resbalando bajo tu nariz, la ansiedad, la angustia de la escasez, la maldita competencia, las lágrimas negras corridas del rimmel, la soledad, la mierda...

¿De qué lado prefieres estar?


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